Lucha en el PRI, por el símbolo y el dinero; el poder es historia

Las derrotas electorales del PRI en los últimos cinco años —pasó de tener 12 gubernaturas, algunas en alianza, a sólo dos, también en alianza—, y la polémica sobre quién se queda con el símbolo de lo que fue el partido hegemónico por más de 70 años en el siglo XX en México, lo han puesto en el centro de la atención pública.
En el escalafón de las fuerzas políticas, el PRI está debajo de Morena, Acción Nacional, Verde Ecologista —alguna vez satélite del PRI— y Movimiento Ciudadano. El PRI, tendrá, sin embargo, prerrogativas millonarias por parte del INE, más los presupuestos de la Cámara de Diputados y senadores. Hoy domingo el PRI realizará su XXIV Asamblea Nacional. Lo hará a puerta cerrada a la prensa en el World Trade Center de la colonia Nápoles en la Ciudad de México.
El presidente nacional del PRI, desde 2019,Alejandro Moreno Cárdenas, se niega a dejar el cargo, aún con los números enfrente. Incluso, como senador electo para la LXVI Legislatura (2024-2030), quiere competir en la elección de agosto próximo para un nuevo periodo al frente del añoso partido político, con la atenuante de que cualquier otro expresidente del PRI puede participar. En la historia del PRI, solamente el primer presidente de ese instituto político, el general Manuel Pérez Treviño (1929-1930), cuando era Partido Nacional Revolucionario (PNR), ha ocupado dos veces el cargo de líder. A ese intento por quedarse en la presidencia nacional del PRI, legendarios priistas como Francisco Labastida Ochoa, excandidato presidencial en 2000, y Dulce María Sauri, expresidenta nacional del PRI, lo enfrentan y repudia.
Labastida hizo pública su decisión de renunciar al PRI si Moreno Cárdenas sigue como su líder. Sauri sostuvo que el atropellamiento de Alito (así se hace llamar Moreno Cárdenas) de continuar al frente del instituto político significaría no permitir que el partido tenga alguna posibilidad de sobrevivir, “porque con su dirección, con este afán desmedido de seguir controlándolo, vamos a terminar por asistir al final del PRI”
Labastida Ochoa dijo que “es absolutamente dañino que continúe la actual dirigencia. En mi opinión, el llamado Alito ha sido el peor presidente que ha tenido el PRI. Creo que su fama pública es pésima y además corresponde con la realidad. “Además —sigue la opinión de Labastida Ochoa en una entrevista con Excélsior—, Alito ha pensado siempre en su beneficio e interés personal, no quiere ir a la cárcel; no piensa en el beneficio del país, en primer lugar y en segundo lugar el beneficio del PRI”.
El excandidato presidencial, quien protagonizó la primera alternancia en México luego de que el PRIgobernara durante 73 años, dijo que la dirigencia de Moreno Cárdenas “ha tenido una historia de fracaso y derrotas, consecuencia de que no tiene ideología que defender, no tiene organización y no tiene dirigencia o tiene una muy mala dirigencia, tiene muy buena militancia, pero muy mala dirigencia”.
En la elección presidencial del 2 de junio de 2024, el PRI, con Moreno Cárdenas en la dirigencia, obtuvo 5 millones 736 mil 759 votos. En la elección para presidente de México de 2018, el PRI tuvo una preferencia de 7 millones 677 mil 180 votos, y en la de 2012, cuando Enrique Peña Nieto ganó, el PRI acumuló 16 millones 231 mil 456 votos.
En otro comparativo de los resultados electorales que ha tenido el PRI, en la Cámara de Diputados, en 2018 tuvo 9 millones 310 mil 523 votos, en 2021, 8 millones 715 mil 899 votos, y en 2024, 6 millones 574 mil 223 votos. En el Senado de la República los votos son descendentes: en 2018 tuvo 9 millones 13 mil 658 sufragios y en 2024 ganó 6 millones 530 mil 305 votos. Cuando Alejandro Moreno se convirtió en presidente del PRI, este partido era gobierno en Sinaloa, Sonora, Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosí,
Zacatecas, Tlaxcala, Hidalgo, Estado de México, Colima, Oaxaca, Guerrero y Campeche, que él había gobernado entre 2015 y 2019. En las elecciones intermedias de 2021, el PRI perdió contra Morena siete gobiernos estatales: Sonora, Sinaloa, Zacatecas, Colima, Tlaxcala, Guerrero y Campeche; además de San Luis Potosí con el Partido Verde. En 2023, en coalición, el PRI perdió el Estado de México, Hidalgo y Oaxaca y ganó Durango, que era gobernado por el PAN.