Experimento de la primera granja lunar muestra que las plantas pueden crecer en la Luna
En un avance significativo para el futuro de la exploración espacial, el innovador experimento de la misión Chang’e 4 sobre el crecimiento de plantas en la Luna ha compartido recientemente sus resultados.
Este experimento agrícola lunar, realizado durante cuatro años, ha sacado a la luz algunos conocimientos sorprendentes que pueden redefinir nuestra comprensión del cultivo más allá de la Tierra, según se lee en un estudio publicado en Microgravity Science and Technology.
En primer lugar, es fundamental aclarar que las semillas no fueron cultivadas en suelo lunar, ya que no se probó su capacidad de germinar en estas circunstancias. En cambio, el experimento se centró en evaluar el impacto de los factores ambientales únicos de la Luna, como la baja gravedad y la alta radiación, en la vida vegetal.
La gravedad, en particular, es un elemento crucial, ya que alterar la fuerza que experimentan las plantas cuando crecen en los cuerpos celestes es más complejo que mitigar la radiación a través de estructuras protectoras.
Sorprendentemente, uno de los primeros hallazgos indica que la baja gravedad de la Luna puede acelerar la germinación de las semillas. Durante el experimento, se colocaron semillas idénticas en la superficie lunar y en un ambiente controlado en la Tierra con suelo, temperatura, humedad y presión del aire compatibles.
Para sorpresa de los investigadores, las plántulas lunares demostraron un proceso de germinación más rápido que sus homólogas terrestres.
Uno de los obstáculos más desafiantes que enfrentaron las plántulas lunares fue la prolongada noche lunar, que comenzó aproximadamente nueve días terrestres después del aterrizaje.
Dentro del módulo lunar, las temperaturas cayeron a -52°C (-61°F). Para mantener la coherencia, el entorno de control terrestre también se enfrió a la misma temperatura. Se necesitaron unos 18 días terrestres para que regresara el calor.
Sorprendentemente, las plántulas lunares no solo sobrevivieron, sino que permanecieron verdes y erguidas cuando regresó el día lunar. En marcado contraste, al grupo de control terrestre no le fue tan bien; perecieron, adquiriendo un color negro-amarillo.
Sin embargo, el crecimiento de las plántulas lunares se detuvo durante el segundo día lunar. Los investigadores atribuyeron esta desaceleración al agotamiento de los niveles de oxígeno del módulo lunar. Desafortunadamente, la plántula de algodón parecía haber sucumbido durante la segunda noche lunar y ninguna de las otras semillas germinó durante los cinco días lunares del experimento.
Los investigadores sugieren que la baja gravedad lunar puede haber activado un mecanismo de resistencia a la congelación presente en algunas plantas polares.
Este mecanismo se ha desregulado en plantas de clima cálido, como el algodón. Aunque el experimento encontró desafíos, este descubrimiento sobre el algodón de baja gravedad es una revelación innovadora para la posible agricultura lunar.
Si bien la agricultura lunar presenta su propio conjunto de desafíos, también ofrece ciertas ventajas. Libre de plagas y malezas, puede eliminar la necesidad de pesticidas químicos. Además, los experimentos realizados en la Estación Espacial Internacional han demostrado que las plantas pueden crecer y dar frutos en ausencia de gravedad.
Este conocimiento puede resultar fundamental, especialmente a la hora de planificar futuras bases marcianas, donde la capacidad de cultivar alimentos será de suma importancia.