Las envidias y el celo en la 4T
SALTILLO, COAHUILA.- Elecciones y más elecciones es lo que se escucha internamente con Morena, pareciera que su líder y presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se quedó con las ganas de mantener una democracia en cada rumbo del partido.
Lo anterior, sin contar las consultas populares que tienen todo, menos popularidad. Pero hemos visto elecciones para los consejeros políticos del movimiento de regeneración nacional, después este domingo se llevó a cabo una elección interna en donde se seleccionó al dirigente estatal en Coahuila y otras partes del país repetiría dicha dinámica.
Pero son estas mismas elecciones las que mantienen la división del partido, en busca de una democracia que no existe internamente, recordemos en el 2020 cuando el mismo Dirigente Nacional de Morena, Mario Delgado prometió una que otra candidatura a simples civiles externos al partido, para después asegurar que se elegirían mediante una elección interna, jugándoles el dedo en la boca a muchos de los aspirantes.
Y de ahí parte el divisionismo, de la elección o el favoritismo de la cúpula morenista hacia ciertos personajes militantes o no de esta cuarta transformación.
LA MISMA FÓRMULA PARA EL 2023
Aunque se cansen en tratar de ocultarlo, el Presidente Andrés Manuel López Obrador tiene la mira y la esperanza en el Subsecretario Ricardo Mejía Berdeja, para lograr arrebatarle la gubernatura al PRI, situación que hasta el momento se ve lejana con la bola de nieve que tienen en su contra.
Pero Mejía Berdeja, un político que ha estado los últimos años de su vida fuera de Coahuila, es un total desconocido en la Entidad, su única virtud hasta el momento es el puesto federal que tiene y la bendición de AMLO, lo que hace que muchos de los morenistas se formen en este cuadro político y comiencen a tejerle una red de simpatizantes, buscando colocarle un traje a la medida al posible candidato.
Por el lado contrario, la popularidad del partido en el rumbo de las elecciones del próximo año, la domina ferozmente el empresario Armando Guadiana Tijerina, quien cuenta con la simpatía no solo de los militantes de Morena, sino también de muchos empresarios y políticos externos.
Las encuestas reales, no las que intenta presumir la Secretaría de Seguridad en sus diversas redes sociales que han creado para intentar dar popularidad al ‘gallo’ de AMLO, posicionan a Armando Guadiana muy por encima de la popularidad del mismo Mejía Berdeja, quien sigue haciendo la lucha visitando cada fin de semana el Estado de Coahuila, para darse a conocer.
Y ¿cuál es el apuro de este funcionario federal, si ya tiene la bendición del presidente?, simplemente intentar no verse tan descarados en el robo o la asignación por dedazo, afirmando que de mucho sirvieron las visitas, en ocasiones a escondidas y a bordo del avión de la Guardia Nacional.
LAS ENVIDIAS DE LA NUEVA 4T
El mismo Subsecretario está buscando armar una estructura política en base a desertores políticos de otras fracciones, dejando en el olvido lo que ya se tiene internamente en Morena, aplicando la mentalidad de la religión cristiana y aprovechando los momentos de debilidad de los personajes que atrae.
Jorge Luis Morán, fue el primer nombre de peso que dio el salto a la embarcación guinda, abandonando su puesto en la Unidad de Inteligencia Financiera del Gobierno de Coahuila, para sumarse a un proyecto que en aquel entonces prometía mucho, pero hoy, es otro totalmente.
Después se formaron en esta fila nombres como Héctor Franco, Jorge Williamson, Gerardo García, Enrique Karam, Cesar Gutiérrez, Marcela Valdés y muchos otros más, que en sus partidos pasaron a ser un simple recuerdo, de esas personas que se aferran a mantenerse de cierta manera a la política, cuando hay que darles paso a las nuevas generaciones.
El último de estos desertores viene del PRI, Shamir Fernández, Diputado Federal que desde su llegada a la Cámara de San Lázaro hacia hasta lo imposible por despistar su simpatía con la ideología de Andrés Manuel López Obrador, haciendo declaraciones que hacían entrever su coqueteo con la cuarta transformación, hasta que finalmente se dio la semana pasada su brinco.
Todo esto ha comenzado a dar paso a un Morena totalmente nuevo, “joven” por así llamarlo, que tiene en descontento a muchos de los forjadores del partido desde sus inicios, quienes se sienten utilizados por quienes toman las decisiones o realizan imposiciones, esos mismos que prometían democracia en cada acción del partido.
FUTURO INCIERTO
En resumen, Armando Guadiana, sigue siendo el candidato natural de la simpatía, pero se escudan con su edad y sus dos derrotas anteriores, pero recordemos que el señor es amante del deporte y hasta lo hemos visto bucear hace no mucho tiempo, lo que demuestra un estado de salud más fuerte que muchos de los jóvenes que entregan volantes en las calles sobre la Cero Impunidad y las derrotas anteriores, podrían servir de precampaña, o ¿acaso AMLO ganó la presidencia a la primera?
Luis Fernando Salazar sigue haciendo ruido, a su modo, pero sigue estando muy por debajo del empresario y amante de los toros, además el orgullo del Presidente y su odio hacia Felipe Calderón, no permitiría que algo que huele a panismo tenga una oportunidad.
Figuras populares como la de Antonio Attolini Murra, han expresado abiertamente su descontento hacia la figura de Ricardo Mejía Berdeja, señalando que este prefiere levantar la mano de los expriistas y no de la gente del partido que ya estaba desde antes.
El 2023 está a la vuelta de la esquina y si se designa a Ricardo Mejía Berdeja como candidato, por cualquier tipo de estrategia, oportunidad o dedazo, con qué cara Morena va volver a hablar de democracia interna.