Niños indígenas de Brasil están hospitalizados por desnutrición: esto es lo que sabemos
Los indígenas yanomami han sido masacrados por mineros ilegales en los últimos años; hay al menos decenas de casos de niños y adultos con severos problemas de desnutrición.
Desnutrición severa y enfermedades, en especial la malaria, están diezmando a la población y afectando a los niñlos de la etnia yanomami en la selva amazónica de Brasil, donde las autroidades ya están investigando el caso como «genocidio» que fue heredado en el gobierno de Jair Bolsonaro y decretar una «emergencia sanitaria».
El pasado 21 de enero, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva visitó el estado luego de la publicación de fotografías que mostraban a niños y ancianos yanomami tan delgados que se les veían las costillas. Pero ¿Qué sabemos del caso del «genocidio» de los yanomamis? ¿Qué implicación tuvo el gobierno de Bolsonaro? ¿Por qué hay niños desnutridos?
¿Quiénes son los yanomamis y por qué el caso se considera como «genocidio»?
Los yanomami son una etnia indígena amazónica que habitan en el extremo noroccidental del país, entre los estados de Amazonas y Roraima —limítrofes con Guyana y Venezuela—, y aproximadamente hay 30 mil de ellos repartidos en toda la zona, que tiene la misma supreficie que Portugal —o ligeramente más pequeña que el estado de Durango, en México—.
Al ser un grupo indígena, dependen principalmente de la cacería, la recolección, la pesca y de algunos cultivos en amplios jardines creados en medio de la selva. Cada pocos años, los yanomami se trasladan de un lugar a otro, permitiendo que el suelo se regenere.
Sin embargo, la zona ha sido codiciada por empresas mineras ilegales debido a que debajo del subsuelo amazónico se hallan grandes reservas de oro. En medio de la dictadura en Brasil —que duró de 1964 a 1981— se empezaron a realizar grandes obras de infraestrucctura en la región amazónica, donde se hallaron diversos metales preciosos. Desde la década de 1980, los mineros ilegales empezaron a aparecer en el territorio yanomami, donde han sido expulsados a la fuerza.
La situación se agravó durante el gobierno de Jair Bolsonaro. Con legislaciones para explotar los recursos del amazonas, eliminar las reservas naturales y permitir aún más el uso de armas de fuego, los usurpadores cometieron decenas de delitos contra esta tribu indígena, que han sido ampliamente denunciados por grupos ambientalistas y defensores de los derechos de los indígenas.
Una invasión de más de 20 mil mineros de oro salvajes ha contaminado los ríos con mercurio que ha envenenado a los peces que comen los yanomami, dijo, citando a los niños a los que se les cae el pelo debido al mercurio que se usa para separar el oro del mineral. La violencia ha crecido quue se han reportado enfrentamientos entre indígenas y mineros ilegales, que mataron habitantes y abusaron sexualmente de mujeres y niñas.
La minería crea estanques de agua en donde se reproducen mosquitos que transmiten enfermedades. Y los mineros que se reubican para explotar nuevas zonas propagan enfermedades entre los nativos, que tienen una inmunidad baja debido a su contacto limitado con otras personas. Por esa vía, hizo que muchos indígenas del amazonas, que no habían tenido contacto con el mundo exterior, se enfermase y murieran de covid-19, en el peor momento de la pandemia.
¿Cómo es el estado actual de los ñiños yanomami?
En el hospital infantil San Antonio de Boa Vista —la capital de Roraima—, un puñado de niños cuelgan, semidesnudos, en hamacas azules, sus brazos y piernas enflaquecidos. Uno tiene la mano vendada. Ahí son atendidos 59 menores indígenas. De esos, 45 son yanomami y ocho de ellos están en cuidados intensivos, según el último balance difundido este viernes por la alcaldía de Boa Vista, que administra la unidad.
«Lamentablemente, nuestros hijos están sufriendo», dice en entrevista con la agencia AFP, Marcelo Yanomami, oriundo de la comunidad Oroxofi, cerca de la frontera de Brasil con Venezuela. Su hija, de 1 año y 5 meses, está internada desde hace 7 días con un cuadro de desnutrición. Pesa apenas 4.9 kilos, poco más que un recién nacido.
«Donde vivo, no hay comida, falta. No hay alimento. No hay plátanos. No hay caza», asegura Marcelo, quien pondera que la desnutrición de la población yanomami es un problema «antiguo, no reciente». «No tenemos tantos adultos como teníamos antes —reduciendo la mano de obra disponible para la caza—. Hoy todos están débiles para trabajar», explica Marcelo.
La gran mayoría llega al hospital en «situación de desnutrición de moderada a grave«, complicada con infecciones como neumonía, malaria, o gastroenterocolitis y diarrea agudas, dice el pediatra en el hospital, Eugenio Patricio. El centro médico es el único que atiende a menos de edad en toda la ragión
«Por la desnutrición tienen pocas reservas para combatir infecciones, (…) que en ellos terminan teniendo una repercusión mucho más intensa llegando a ir a cuidados intensivos», añade.
Para llegar ahí, muchos de los pacientes indígenas son trasladados por avión desde sus remotas aldeas en la selva. En el caso de los yanomami, que generalmente son menoes de 8 años, llegan en la mitad del peso ideal para su edad o incluso menos, dice Patricio. «Vienen con una fragilidad muy intensa». El hospital admite los casos más graves, pero otros niños y adultos son atendidos en la Casa de Salud Indígena (Casai), también en Boa Vista.
Debido a la crisis, desde este viernes comenzó a funcionar ahí un hospital de campaña levantado por la fuerza aérea brasileña. Varias carpas verde militar se instalaron en el patio del centro de salud indígena, que es administrado por un órgano federal. La unidad atiende a adultos y niños en especialidades clínica, pediatría, odontología y nutriología, en una estructura con ocho módulos.
¿Qué reacción han tenido las autoridades ante el «genocidio» yanomami?
Lula da Silva, quien asumió por tercera vez el poder desde el 1 de enero, describió un escenario «inhumano» luego de visitar el sábado el estado amazónico de Roraima, y ya ha iniciado una investigación.
La Policía Federal de Brasil, a través del ministro de Justicia Flávio Dino, abrió el pasado 24 de enero una investigación por «genocidio» contra los yanomami. La investigación, que apunta a acciones y omisiones de funcionarios públicos y exjerarcas de la salud en tierras yanomamis, también abarcará supuestos crímenes ambientales y desvío de recursos públicos.
«Hay indicios muy fuertes de negativa a la asistencia nutricional y de salud de esas poblaciones indígenas, hubo intención», añadió Dino en entrevista con CNN Brasil.
Por su parte, el Supremo Tribunal Federal (STF) anunció el 25 de enero que el gobierno de Bolsonaro —que defendió la explotación minera y agropecuaria de las tierras indígenas y cuestionó en diversas ocasiones la demarcación del territorio yanomami— incumplió decisiones de la máxima corte y proveyó informaciones falsas sobre la situación de este pueblo.
En diciembre, la organización Survival International advirtió sobre el alcance de la crisis, citando un estudio de UNICEF y el centro de investigación biomédica FioCruz de Brasil que encontró que 8 de cada 10 yanomamis tenían desnutrición crónica y que las muertes por enfermedades prevenibles entre niños menores de cinco años eran 13 veces mayores que los promedios nacionales.
“Los yanomami rara vez sufren de desnutrición en circunstancias normales. Sus bosques son abundantes y son expertos en cultivar, recolectar y cazar todo lo que necesitan, y disfrutan de una salud excelente”, dijo la directora de Survival International, Fiona Watson, en un comunicado. “Esta es una crisis deliberada provocada por el hombre, avivada por el presidente Bolsonaro, quien ha alentado la invasión y destrucción masiva de las tierras de los yanomami”.