Un bozal para Bartlett
Por: Fernando García Ramirez
Financiero
López Obrador afirma que en su gobierno terminó la corrupción pero solapa a Manuel Bartlett, sus 23 casas, sus 12 empresas y a su hijo, a quien, a pesar de ser descubierto vendiendo al IMSS con sobreprecio, se le siguen comprando insumos. López Obrador dice que su gobierno es el primero en no organizar elecciones de Estado fraudulentas pero solapa a Manuel Bartlett, el más conspicuo delincuente electoral, el mismo que llevó a Carlos Salinas de Gortari a la presidencia. López Obrador señala que su gobierno no espía a nadie pero solapa a Manuel Bartlett que mandó espiar a López Obrador cuando éste era un luchador social. López Obrador se dice defensor de la soberanía pero solapa a Manuel Bartlett cuyo paso por la Comisión Federal de Electricidad y sus continuos apagones van a propiciar el colapso de la compañía. En fin, López Obrador afirma que su gobierno respeta a la prensa y solapa a Manuel Bartlett, de quien se sigue sospechando fue el autor intelectual del asesinato de Manuel Buendía.
“No es con él, es conmigo”, advirtió López Obrador cuando las críticas contra Manuel Bartlett (por el fraude del ’88, por la muerte del agente Enrique Camarena) subieron de tono. Manuel Bartlett encontró en López Obrador un defensor a ultranza.
Aunque nació en Puebla, los orígenes de Bartlett son tabasqueños. Su padre fue gobernador de Tabasco de 1953 a 1955: no concluyó su periodo porque fue obligado a renunciar. Cuatro años después, Carlos Madrazo, que había sido rival político del padre de Bartlett, asumió la gubernatura de Tabasco. Manuel Bartlett inició su carrera política a la sombra del antiguo enemigo de su padre, Carlos Madrazo, que lo nombró su secretario auxiliar, cuando éste asumió en 1964 la presidencia del PRI, y con Madrazo renunció a su puesto al año siguiente, cuando Madrazo fue castigado por emprender la reforma de ese partido. Con el PRI, Bartlett fue director general de Gobierno (de la Secretaría de Gobernación) cuando Echeverría fue presidente. Con el PRI, Bartlett encabezó la Dirección de Asuntos Políticos (de la Secretaría de Relaciones Exteriores) cuando José López Portillo ocupó la presidencia. López Obrador y Bartlett, con el PRI, fueron fieles colaboradores de Miguel de la Madrid, que introdujo el neoliberalismo en el gobierno mexicano; López Obrador en el Instituto Nacional del Consumidor y Bartlett Díaz como asesor de De la Madrid en asuntos políticos. En 1988, Bartlett y López Obrador, ambos militantes priistas, apoyaron la elección fraudulenta de Salinas de Gortari, el primero como principal encargado de las elecciones y el segundo de facto, porque no se conoce que haya objetado esa elección de Estado.
La historia, que tantas vueltas da, volvió a unir el destino de ambos personajes a finales de 1994. Roberto Madrazo (hijo de Carlos Madrazo, con el que Bartlett trabajó y al que tanto admiró López Obrador) fue elegido gobernador de Tabasco, en una muy cuestionada elección. López Obrador encabezó una marcha a la Ciudad de México, donde acordó con Esteban Moctezuma (secretario de Gobernación de Ernesto Zedillo y muchos años después secretario de Educación de López Obrador) la remoción de Madrazo de la gubernatura. Manuel Bartlett, acérrimo priista (“seré priista hasta la muerte”, ha dicho), operó con otros gobernadores e impidió que Madrazo dejara el cargo. A pesar de esa desavenencia, en 2006 Bartlett finalmente decidió dejar el barco priista y dio su apoyo a López Obrador en las elecciones en las que Felipe Calderón resultaría ganador. Desde entonces el destino de ambos tabasqueños de sangre ha estado indefectiblemente unido, para bien de ellos y para mal de México.